El avance de la tecnología de la información revolucionó el mundo de los negocios en diferentes formas y etapas. Primero, con el surgimiento de las computadoras, lo que implicó un salto en la productividad del trabajo. Luego, con la aparición de internet, que permitió la integración y coordinación entre actividades, sin importar la distancia geográfica. Ahora llegan los productos inteligentes.
Hasta el surgimiento de internet, se la consideraba tan sólo una herramienta más, capaz de modificar la posición competitiva de los participantes en diversas industrias, y con capacidad para afectar (bajar) la rentabilidad del conjunto. La clave pasaba por integrarla dentro de las iniciativas estratégicas, utilizando su potencial para mejorar la posición de mercado.
Internet llega a los productos
Ahora, la disponibilidad tecnológica y la factibilidad económica (costos accesibles) permiten llevar la revolución a productos que anteriormente no habían sufrido transformaciones radicales. Otro salto en la productividad parece acercarse.
Como analiza Michael Porter en su última publicación, los artículos “inteligentes” transformarán el escenario competitivo y las estrategias de las empresas.
Los cambios no sólo afectarán el diseño y la fabricación, también impactarán en los servicios, la forma de relacionarse con los clientes y generarán nuevas funciones dentro de las empresas, modificando en muchos casos las habilidades necesarias para alcanzar una buena performance. Es decir, toda la cadena de valor deberá repensarse.
¿Por qué inteligentes?
La nueva generación de productos posee, además de las habituales características mecánicas (hardware), componentes que los tornan “inteligentes”, como sensores, software, capacidad para el almacenamiento de datos, y otros que les aportan conectividad. Esta puede ser para aportar información al usuario o al fabricante, o incluso para conectarse con otros dispositivos.
Los productos inteligentes surgen a lo largo de diferentes industrias. Tanto en maquinaria pesada, como en la industria energética o de tecnología. Por ejemplo, los ventiladores de la firma BigAss poseen sensores que le permiten encenderse cuando una persona ingresa a la habitación y regular la velocidad en función de la temperatura ambiente, reconociendo las preferencias de los diferentes usuarios.
¿Qué pueden hacer?
Las nuevas funciones y capacidades, según los expertos, pueden agruparse en:
Monitoreo: a través de sensores y fuentes externas de datos (“la nube”), los nuevos productos permiten monitorear su operación y formas de uso. Por ejemplo, Medtronics desarrolló un dispositivo que, insertado bajo la piel, permite alertar a pacientes y médicos los riesgos derivados del incremento del nivel de glucosa en sangre en tiempo real.
Control: a través de comandos a distancia, o algoritmos, los productos pueden ser controlados. Esto permite personalizar el uso de productos e interactuar con ellos. Por ejemplo, cuando comandamos el aire acondicionado o el televisor, a través de una aplicación con el smartphone.
La combinación de las anteriores capacidades, permite mejorar la performance de los productos y anticipar necesidades de mantenimiento y reparación. Mejora el servicio.
Además, la conjunción de las anteriores características brinda autonomía a los productos. Surgen así innovaciones como iRobot Roomba, y otras aspiradoras que, utilizando sensores y software limpian los pisos sin necesidad de ser guiados por personas. Los productos autónomos pueden operar en coordinación con otros, lo que origina que cada día los productos estén más conectados entre sí. Pensemos si no en el auto sin conductor de Google (http://www.google.com/selfdrivingcar/).
El impacto en la estrategia
La incorporación de la tecnología de la información en los productos está cambiando la manera en que las empresas compiten, así como la estructura y rentabilidad de muchas industrias.
Dependiendo el caso, los nuevos productos permitirán ampliar la base de diferenciación, evitando la competencia por precio; sacar provecho de la información recolectada, y su uso para mejorar el producto y servicio, generando así mayores barreras de entrada a los competidores. Un ejemplo es Babolat, que ha logrado mejorar la propuesta de valor incluyendo sensores en sus raquetas de tenis. Esto permite a sus usuarios mejorar la performance al contar con información sobre la velocidad del golpe, tipo de golpe, lugar de impacto, etc. la cual se almacena vía una aplicación.
La publicación británica The Economist realizó una encuesta entre responsables de R&D y diseñadores de productos de empresas relacionadas con estos desarrollos. La mayoría considera que en el corto plazo estará involucrado en el lanzamiento de productos nuevos para el mercado, los cuales tendrán un precio superior a las versiones “no-inteligentes”, pero también mayores costos, planteando un desafío para la creación de valor de las empresas. Consultados acerca del principal uso que esperan dar a la información recolectada de los productos, la mayoría destaca la posibilidad de mejorar los servicios y comprender cómo los usuarios utilizan los dispositivos.
Las empresas, entonces, deberán decidir cuáles son las nuevas funcionalidades que les permitirán entregar mayor valor a sus clientes, dependiendo del segmento de mercado a satisfacer y su estructura de costos. La forma en la cual los desarrollarán, si será in-company o tercerizado, dependiendo en parte de las capacidades y recursos disponibles. Y qué información relevarán, así como el análisis necesario para maximizar la propuesta de valor.
El cambio ya está en marcha. Ahora las empresas deben determinar sus propias necesidades a futuro y actuar en consecuencia, capacitando a sus trabajadores, adaptando sus capacidades internas y, en algunos casos, redefiniendo sus objetivos.
Algunos ejemplos de productos inteligentes disponibles en el mercado son:
Philips Lighting HUE. Una nueva línea de productos que pueden controlarse vía smartphones. Permiten prenderse, pagarse, parpadear ante la presencia de extraños, cambiar el color y bajar la intensidad en la noche.
Ralph Lauren lanza Polo Tech, remeras que envían directamente al Smartphone información referida a distancia recorrida, calorías quemadas, ritmo cardíaco, etc.
Joy Global, compañía que provee de equipos a la industria minera, desarrolló maquinaria que puede operarse a distancia en minas subterráneas.
Diego Dinsen, MBA. diegodinsen.com / @ddinsen